Ayer conseguí 3 rodajas de salmón rosado, una para cada uno. Hermosas. Me inspiré, las puse a marinar a la noche.
Las mariné con jugo de un limón casero, bien jugoso. Luego, seguí con unos cuantos chorritos de salsa de soja. Para los condimentos, busqué inspiración en una sal modificada para carnes blancas con especias (que no uso, por la sal), tenía todas. Ellas fueron: 3 dientes de ajo muy picaditos; a los granos de pimienta negra, con jengibre en polvo, oregano seco, tomillo fresco los machaqué en el mortero de porcelana. Luego, arriba de las rodajas de salmón puse el ajo picadito y las especias bien moliditas. Cubrí con film la bandeja y lo puse en la heladera hasta el mediodía del día siguiente (hoy).
Andrés se encargó de hacer un buenísimo puré de papas con 1/2 kilo de papas. Hirvió los cubos de papa, los escurrió, (reservó el agua de cocción para que yo haga sopa a la noche) y pisó bien las papas para hacerlas puré. Les agregó 1 taza de leche bien caliente, pimienta negra molida, mucha nuez moscada recién rallada y un generoso trozo de manteca. Lo mantuvimos calentito hasta servir.
Cociné el salmón en una base de cebolla reogada en aceite de girasol, en sartén de aluminio gruesa, de esas que se puede calentar la tapa para que funcione como un horno. Allí puse las rodajas, y las fui bañando con calma con el líquido de la marinada con el ajo picadito. Las dí vuelta una vez, tapé con la tapa bien caliente, un ratito más (no tomé los tiempos) hasta que quedó cocidito, bien cocidito. No nos gusta medio crudo como está de moda ahora.
Serví una rodaja para cada uno, con la salsita al costado y 2 cucharadas de puré para cada uno.
Quedó muy rico.